domingo, 12 de octubre de 2014
Jóvenes investigadores
Esta semana he asistido como invitado a las X Jornadas de Jóvenes Investigadores de Albacete y lo mínimo que puedo hacer es colgar en este blog una entrada acerca de la enorme satisfacción que me ha supuesto poder estar allí. Son admirables la simpatía, la amabilidad, la dedicación, el interés y la transcendencia derrochada por estos muchachos para sacar adelante las jornadas, sus propias carreras y la Ciencia en general desde este remoto sitio de Castilla-La Mancha que pocos españoles y poquísimos extranjeros conocen. Estoy convencido de que su esfuerzo a lo largo de estos años no caerá en saco roto; de momento, científicos tan relevantes como Bengt Winbland en esta ocasión y otros que le han precedido en ediciones anteriores se han ido llevando de vuelta a sus laboratorios de excelencia la mejor de las impresiones sobre el entusiasmo de los científicos jóvenes españoles, quienes desde la escasez y hasta la debacle de los recortes sin fin mantienen su vocación y su esperanza.
Estamos en una sociedad podrida por la corrupción en la que se ha visto cómo un único consejero de Caja Madrid era capaz de dilapidar en beneficio propio, en una sola tarde y en negro, el equivalente a un proyecto de investigación sobre el cáncer de tres años de duración; una sociedad en la que, en plena crisis, un único banquero ha podido recibir dinero público en concepto de indemnización por cese de actividad en una cantidad equivalente al salario anual de cientos de becarios predoctorales, sin hablar de pensiones vitalicias. Un escenario ciertamente asqueroso en el que encontrar personas honestas que buscan ganarse la vida con su propio esfuerzo y construyendo además conocimiento en beneficio de la humanidad resulta un hecho más que reconfortante. Ánimo chavales, que llegaréis y además lo haréis muy lejos.
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2 comentarios:
Muchas gracias Luis Fernando, por apoyarnos y por asistir a unas jornadas donde los jovenes investigadores de la uclm ponen tanto esfuerzo año tras año.
Una sociedad en la que los que aportan más beneficios, como son los científicos, son tratados sin consideración, mientras que los psicópatas que no tienen ninguna empatia por sus semejantes, son los que se forran, sólo puede ser una sociedad que agoniza.
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